martes, 19 de noviembre de 2019

EL CUMPLE DE MAHOMA


Aquí ya celebramos cualquier cosa: El Año Nuevo Chino, el Jalogüin, el Día del Orgullo Gay, el Día de la Feminista Bigotuda... El único requisito para que la celebración cuente con las bendiciones del sanedrín progre es que se trate de algo totalmente ajeno a nuestras costumbres y tradiciones. 
Por si no tuviéramos bastantes carnavales exóticos, ahora celebramos también el cumpleaños de Mahoma. 
Al final, estas celebraciones y festejos siempre quedan un poco sosos. Las manis de nuestros invitados magrebíes son como un desfile en la Fiesta de Moros y Cristianos, pero sin cristianos. Quizá sería mejor agruparlas con  alguna de las otras celebraciones citadas más arriba en aras de la multiculturalidad que nos enriquece. Seguro que sería mucho más ameno, espectacular y divertido.    
Los morubes a los que mantenemos, se manifiestan por las calles  cantando una versión sarracena del Cumpleaños Feliz y suponemos que brindando al Profeta sus mejores deseos de que los perros infieles seamos exterminados. 
La vociferante morería es escoltada y protegida, eso sí, por los mismos picoletos que impiden a los católicos oír misa en el Valle de los Caídos, llenan la Basílica de fusiles y secuestran a los monjes para que no estorben en el aquelarre masónico de profanación de tumbas.
Viendo el panorama, es evidente que si a Franco lo hubieran enterrado en una mezquita, los revanchistas de la memoria histérica no habrían tenido huevos a desenterrarlo.