martes, 7 de abril de 2020

LOS OBSCENOS BUFONES DE LA PROGRESÍA.



En estos tiempos de muerte y mentiras es difícil encontrar alguna noticia relacionada con la pandemia globalista que no rezume cinismo, necedad y desfachatez. 
El Gobierno -ese agregado infecto de tuercebotas pijiprogres-  está movilizando a toda su reserva de censores, chivatos, desinformadores y lamelibranquios para silenciar cualquier crítica a la chapucera gestión de la crisis. 

Las habituales sanedrines "elegidos" e innombrables que censuran celosamente en las redes sociales cualquier discrepancia con los dogmas del Pensamiento Único, se ven reforzados estos días por la Stasi digital de la banda de Sánchez. 
El PSOE y sus palmeros animan, en la más pura tradición frentepopulista, a la delación de cualquier opinión crítica con el Gobierno. El Jefe de la Policía insta a que los buenos ciudadanos se conviertan en chivatos. 
En las teles del régimen se exhiben, a veces, imágenes de los muertos hacinados en otros países pero se evita cuidadosamente cualquier referencia al colapso de nuestros hospitales, a los respiradores y mascarillas que no terminan de llegar y a la gente a la que se deja morir sin atender. Por supuesto, nadie hace una referencia al desbordamiento de las morgues. Todo son imágenes de gregarios y civilizados esclavos felices aplaudiendo desde su encierro y cantando horteradas del Dúo Dinámico. 
Mientras mueren miles de españoles por culpa de la ineptitud gubernamental, las únicas condolencias oficiales son para los moros, para un conocido plastautor o para algún carcamal antifascista. Y no se sonrojan ni un poquito.
Todo esto era de esperar y forma parte del discurso dominante que desde hace décadas castra a la sociedad occidental. 
Pero lo que supone un escupitajo a la cara de los muertos es la impunidad de los bufones oficiales del régimen que se cachondean de la tragedia.  
Ya sabemos que, para los multimillonarios payasos de las telebasuras, la quintaesencia del humor consiste en cosas como sonarse los mocos con la Bandera. 
Son especialistas en lanzadas a moro muerto y en torear vaquillas emboladas como el Ejército o la Iglesia, instituciones que, por la cobardía inane de los marrajos que las gobiernan, saben que no van a defenderse. O en atacar y culpar de todos nuestros males a un estadista que murió hace cuarenta años.  
Hemos tenido que soportar a los patéticos portavoces y portavozas del Gobierno, riéndose tontamente al dar las cifras de muertos y de parados o al Gran Guarroming haciendo gracietas junto con el otro bastardo "entrevistando" al coronavirus. 
La guinda de esta apoteosis obscena la pone Televisión Española con una pretendida comedia sobre la pandemia. Al parecer, está protagonizada por un miembro de la "famiglia" Bardem, comisariado político de la progresía en el cine español. 
Para alguien que no sea un cínico, un subnormal o un redomado hijo de perra es difícil comprender dónde puede estar la gracia de un esperpento así. Supongo que la serie está enfocada a los telespectadores de las zafiedades y chocarrerías habituales en las series españolas. 
 Después de todo, el españolito demócrata y complaciente está acostumbrado a que le meen en la cara. Y ya ni siquiera disimula diciendo que llueve.

J.L. Antonaya