domingo, 28 de abril de 2024

LAS "CAENAS" DOS PUNTO CERO.

 


Cuando en 1823 Fernando VII -el lamentable antepasado del lamentable monarca actual- reinstauró el absolutismo con la ayuda de su primo Luis XVIII y sus Cien Mil Hijos de la Gran Puta y de San Luis hubo españoles que, alborozados, gritaban :"¡Vivan las caenas!". 

Esta pulsión masoquista, sumisa y abyecta del pueblo español ha coexistido en nuestra Historia con nuestra otra pulsión racial, la indómita y rebelde.

 Y es que España sufre desde hace siglos un trastorno bipolar: El mismo pueblo que en 1808 se alzó en armas para combatir a sangre y fuego al invasor gabacho, en 1823 se humillaba ante la nueva invasión y aclamaba a uno de los peores tiranos de nuestra Historia. El mismo pueblo que se amotinó porque un Ministro de Carlos III pretendía acortar el vuelo de sus capas o el ala de sus chambergos, es el que unos siglos después se ponía un humillante bozal y aplaudía obscenamente en los balcones a los que habían decretado su confinamiento. 

Ahora, al ver la subvencionada movilización de estómagos agradecidos, ministrillos puteros, charos enfervorizadas y neocatetos progretas que hace el nuevo tirano monclovita tras su aspaventero y farisaico amago de dimisión, es inevitable recordar a aquel otro populacho. 

Cambia el eslógan -en vez de "¡Vivan las caenas!" ahora dicen "Claro que vale la pena"- pero el espíritu es el mismo. Semos asín.

                                                                                                                             J.L. Antonaya       


miércoles, 31 de enero de 2024

LA DEMOCRACIA DE LOS DUENDES

 Érase una vez un reino de magia y fantasía en el que, con sus más y con sus menos, convivían cuatro tipos de duendes: Los Buenos, los Inteligentes, los Gilipollas y los Hijoputas. Un día los Hijoputas descubrieron que, por algún misterio mágico, los Gilipollas siempre son mayoría.

lunes, 15 de enero de 2024

SOBRE EL SUICIDIO.

 


Vivimos tiempos suicidas. La civilización europea fenece cultural, económica, demográfica y espiritualmente en un gran suicidio asistido por la globalización, el multiculturalismo y la endofobia.

 Millones de inmigrantes extraeuropeos invaden impunemente nuestro suelo para beneficio de oenegés mafiosas, empresarios sin escrúpulos y políticos felones.

 Los cada vez más menguantes beneficios sociales de las agotadas democracias liberales son acaparados por esta marabunta exógena y las escasas protestas en contra de este suicidio-genocidio son acalladas y criminalizadas por unos medios de desinformación cada vez más sumisos al poder político y financiero.