No se puede ser ángel y
diablo,
ni ser virgen y puta
verbenera,
ni quedarse a la vez dentro y
afuera
ni fingir un edén en un
establo.
La Patria es algo más que un
estandarte
y el retumbar marcial de los tambores.
Es la suma de afanes y sudores
de la familia en la que
cobijarte.
Es el sudor, la sangre y la
milicia,
la unión frente a los buitres
de la usura
que anhelan sumisión bajo su
bota.
No hay Patria sin Trabajo y
sin Justicia.
No se puede ser grande y
miniatura
ni ser neoliberal y patriota.