En España, un criminal separatista sale en la televisión pública en una entrevista-felación en la que se blanquea su pasado sangriento y se le ríen las gracias.
En España, un inmigrante ilegal cobra más que un desempleado.
En España las numerosas violaciones de mujeres españolas a manos de inmigrantes son silenciadas por los medios de comunicación. Los mismos medios que linchan a unos descerebrados que participaron en una sórdida orgía en los sanfermines. Pero es que éstos eran españoles.
En España, hay regiones en las que la educación está en manos de una secta de hijos de puta que adoctrina a los escolares en el odio a su Patria.
En España el macrobotellón de unos degenerados es celebrado y aplaudido por los políticos y subvencionado con cargo a nuestros bolsillos. Arco iris fecal.
En España el salario mínimo mensual de un trabajador es menor que la dieta diaria de un político que no ha dado palo al agua en su vida.
En España, la práctica totalidad de las ayudas sociales son acaparadas por extranjeros.
En España, con casi tres millones de parados, los políticos siguen promoviendo y subvencionando la inmigración
Pero todo esto no es indignante.
Lo indignante es la indiferencia ovina de un pueblo que soporta todo esto sin rechistar.
Lo indignante es el silencio de un aire sin disparos y la ausencia de horcas y garrotes.