jueves, 31 de octubre de 2019

LOS ESCLAVOS FELICES NO NECESITAN INTIMIDAD.


Ya no se esconden ni disimulan. El Instituto Nacional de Estadística ha publicado recientemente su intención de hacer un seguimiento de todos  los teléfonos móviles de España en determinadas fechas. De todos. Pueden hacerlo y lo hacen. Con total desfachatez muestran sus planes de control de la población y nadie pone el grito en el cielo.

 El pretexto que han alegado para esta nueva violación de la intimidad es un presunto estudio de los hábitos vacacionales de los españoles. Cualquier día de éstos nos anunciarán la obligatoriedad de poner una cámara en nuestro dormitorio para realizar estudios sobre nuestra conducta sexual. Y a todo el mundo le parecerá bien.
La nueva Ley de Memoria Histórica que están preparando los revanchistas y profanadores de tumbas que probablemente ganarán las próximas elecciones, prevé la posibilidad de que la Policía entre en nuestras casas para controlar qué libros leemos o qué elementos decoran nuestros hogares. 
Cualquier libro, póster o metopa que el esbirro de turno considere que hace apología del "franquismo" puede ser un motivo para meternos en la cárcel.
La agenda globalista va cumpliendo sus plazos sin encontrar oposición. Uno de los siguientes objetivos de la usura internacional es la supresión del dinero físico. Cada vez más campañas publicitarias nos intentan convencer de lo comodísimo y guay que es pagar con tarjeta hasta una barra de pan. 
Se trata de que no demos un paso, realicemos una compra o echemos un polvo sin que el Gran Hermano lo sepa, contabilice y registre.
 Lo siguiente será convencernos de que lo realmente cómodo es, en lugar de con la tarjeta de plástico, pagar mediante un chip implantado en nuestro cuerpo. 
Estamos a un paso de que los anuncios de la tele nos convenzan de que -para preservar la seguridad de nuestros hijos y evitar extravíos y secuestros- lo mejor es ponerles un chip al nacer. 
Es algo muy práctico, nos dirán, porque, además de tenerlos localizados, el chip sirve para pagar los impuestos, hacer la compra y ser atendido en los hospitales. 
No hay que ser Nostradamus para prever el uso que los marlascas y similares harán de esta tecnología. En el Código Penal empezará a ser común que los delitos de incorrección política se castiguen con la inhabilitación del chip. 
Y a todo el mundo le parecerá bien porque lo venderán como una medida de seguridad contra el terrorismo de lo que ellos siguen llamando "extrema derecha". 
Los diversos inquisidores, policías del pensamiento y fiscales del odio, nos podrán enviar a la checa virtual apretando un botón.     
Hace unos años, una cosa así hubiera provocado el escándalo y la inquietud de mucha gente. 
Hoy, a nadie le importa una mierda. La ingeniería social de los distintos lobbys financiados por Soros y sus congéneres hace bien su trabajo y ha conseguido que las cada vez más descaradas y abusivas medidas para controlarnos sean aceptadas de buen grado por ese rebaño analfabeto, mestizo, multicultural e intencionadamente estúpido en que poco a poco van convirtiendo a la sociedad española.