Hoy dejan que les inyecten sustancias peligrosas, que les arrebaten derechos fundamentales o que los marquen como a ganado porque lo dice la tele.
Mañana aceptarán la eutanasia obligatoria a partir de cierta edad con el pretexto de la superpoblación. Comerán gusanos en lugar de carne porque creerán que así están "salvando el planeta".
Jamás cuestionarán el orden económico o social. Su cuota de "rebeldía" se la proporciona el propio Sistema que les dicta, a golpe de silbato, el momento de arrodillarse ante la minoría que toque para pedirle perdón por no se sabe muy bien qué.
Son los nuevos esclavos y están orgullosos de su abyecta sumisión.
J.L. Antonaya