Parece que en su lugar irá alguna de las chonis feminihorteras aplazando temporalmente el linchamiento y muerte civil del tipo que celebró una victoria deportiva con un beso.
La cosa tiene más miga de lo que parece.
Que a estas alturas de la peli, resuciten al presunto virus no augura nada bueno. Está claro que volver a nombrar el fantasma plandémico es una buena cortina de humo para desviar la atención de la peña.
Mientras se habla del espectral bicho se deja de mirar su vergonzoso mercadeo con terroristas y delincuentes para mantenerse en la poltrona monclovita.
O la indecente especulación alimentaria que ha convertido en misión imposible para muchos españoles llenar la cesta de la compra.
O el aumento de la delincuencia multiculti.
O cualquiera de los otros síntomas de que la Cleptocracia del 78 ha tocado fondo.
Utilizar las consabidas “serpientes de verano” para desviar la atención de la opinión pública es una práctica habitual de nuestra cabaña periodística.
Hasta ahora nos han tenido entretenidos con las tetas de Amaral, el beso de Rubiales o las milongas recurrentes del clima climático.
Que desempolven para este fin las historias plandémicas da bastante yuyu.
Ya sabemos que a Sánchez y sus secuaces no les tiembla el pulso a la hora de decretar confinamientos para prevenir movilizaciones.
Me temo que estamos a un paso de la reedición corregida y aumentada del siniestro circo con soplapollas colaboracionistas aplaudiendo en los balcones y del terrorismo informativo imponiendo mordacillas y geles desinfectantes.
J. L. Antonaya