Porque asusta lo que harían con los draconianos recortes a nuestra libertad que, por culpa del coronavirus padecemos y padeceremos si, en lugar de por estos santos varones y sapientísimas hembras, estuviésemos gobernados por alguna jauría de estafadores resentidos y sectarios como dicen que pasa en algunos países remotos.
Y si en vez de los cultísimos periodistas y comentaristas políticos que nos ilustran, informan y deleitan en los telediarios, hubiera una secta de intoxicadores, chonis, analfabetos y desinformadores dirigiendo nuestros ejemplares medios de comunicación. Es que acojona pensarlo.
Dicen que el siguiente paso en la eficacísima gestión gubernamental de la pandemia va a ser realizar algunos miles de test aleatorios para poder internar en hoteles/lazareto a los que, aún sin síntomas, pudieran estar infectados.
A mí me tranquiliza mucho que sean aleatorios, la verdad. Porque asusta imaginar lo que un Gobierno que no tuviera la bondad y exquisita neutralidad del que preside el Doctor Sánchez pudiera hacer si se le presentase una oportunidad así.
Poder internar en campos de concentración a disidentes y críticos sin tener que dar demasiadas explicaciones es una tentación que un Gobierno sin la rectitud moral del nuestro difícilmente resistiría.
J. L. Antonaya