domingo, 12 de abril de 2020

XXV ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DE UN REBELDE.


No tuve el honor de conocer personalmente al Capitán de Navío D. Camilo Menéndez Vives. Pero su figura ejemplar, de cuyo fallecimiento se cumplen hoy veinticinco años, encarna para mí -como para muchos de los que vivimos en nuestra adolescencia aquel gran tocomocho que se dio en llamar la Transición-  el paradigma y ejemplo de la coherencia, el patriotismo y la valentía.
Figura ejemplar que se agiganta aún más al compararla con una cúpula militar que, desde entonces, ha ido batiendo todas las marcas de vileza, cobardía y adulación servil a los diversos gobiernos que hemos padecido.
Recuerdo el gesto hidalgo, desafiante y generoso de Camilo Menéndez presentándose de uniforme en el Congreso de los Diputados el 24 de Febrero de 1981 para solidarizarse con sus compañeros de armas caídos en desgracia y engañados por los turbios manejos borbónicos. 
Todo estaba ya perdido y, sin embargo, el gesto de aquel militar anteponiendo el honor y la camaradería a una disciplina bastarda y cobardona, para toda una generación de españoles -sucesivamente ilusionados, estupefactos y decepcionados con los acontecimientos de aquellas horas confusas- fue una señal de que la vieja gallardía de la milicia española aún estaba viva en corazones rebeldes y patriotas como el de Camilo Menéndez.
 Luego nos enteramos de la persecución y castigos de los que había sido objeto por plantar cara a aquellas sabandijas complacientes que ocultaban de forma vergonzante los funerales de los militares asesinados por el separatismo. "Por encima de la disciplina, está el Honor", les espetó, con frase que desde entonces es lema y consigna de bonhomía y lealtad, a aquellos burócratas uniformados que dedicaban todo su esfuerzo a congraciarse con los políticos y trileros recién encaramados al Poder.
En este tiempo de muerte y mentiras que padece una España enferma, encerrada y sumisa, recordar el talante austero, rebelde y patriota de españoles como Camilo Menéndez nos reconcilia con nuestra Historia y nos anima en la lucha.

J.L. Antonaya