martes, 14 de julio de 2020

ORIGINALES, COPIAS Y FALSIFICACIONES.


La alegría y alborozo derechista por el hostión de Unidos Podemas en las elecciones gallegas y vascas tiene mucho de hemipléjico consuelo de tontos. Vale que siempre hace gracia ver morder el polvo a la pijiprogre hueste del Chepas, pero cuando se cae en la cuenta de que el desplome de los podemeros tiene como contrapartida el ascenso del separatismo más criminal, la cosa no da para muchas risas. 

La chusma que ha votado a los partidos que quieren romper España tiene claro que prefiere el original del asilvestrado separatismo tradicional a las copias diseñadas en los gabinetes publicitarios de la cuadrilla morada. 
Los halagos y genuflexiones podemitas ante el separatismo no han servido para desviar hasta las alforjas de Iglesias el voto del rencor antiespañol sino que han sido un altavoz para fortalecer a la piara separatista de siempre. 
No hay que ser Nostradamus para prever que con otro de los mensajes principales del discurso podemita, el multiculturalismo, pasará igual.
El gran empeño de Iglesias, Sánchez y sus secuaces es inundar España de inmigrantes a los que  subvencionar generosamente y regalar en un corto plazo la nacionalidad española  para consolidar así una amplia base de voto cautivo. 
Y la jugada a lo mejor les funciona con los negros de color y con los amerindios. 
Pero todos sabemos que cuando la mimada hueste musulmana se vea lo suficientemente fuerte, hará lo mismo que han hecho los separatas: votar al original.
 El voto moromi no va a engordar los escaños de Sánchez o del Chepas sino que muy previsiblemente irá a parar a algún partido subvencionado por Arabia Saudí o por el Sultán de Marruecos para que los perros infieles dejemos de molestar a los arcangélicos musulmanes con nuestros chatos de vino, nuestras Reconquistas, nuestros Pelayos y nuestros taquitos de jamón.
Y mientras tanto, en el "área patriota" no es que se prefiera la copia al original, sino que directamente se apoya a la falsificación más burda, liberal, prosionista, verdosa y patriotera.
Y así nos va.

J.L. Antonaya