Gran celebración porque la hija de la periodista y el Preparao 2030 va a jurar fidelidad a un texto legal que ha dividido España en diecisiete taifas cortijeras.
Las autoridades de nuestro ejemplar Estado de Derecho van a repartir quince mil banderitas para que los ciudadanos responsables expresen su alegría inconmensurable.
Para denunciar las cesiones al separatismo o la invasión migratoria nunca harían tal derroche rojigualdo. En el Régimen del 78, la exhibición de símbolos patrios sólo está bien vista cuando juega la Selección, en estas charlotadas zarzueleras y, como mucho, cuando las pusilánimes mesnadas peperovoxeras van a Colón, pacífica y gregariamente, a pedir un cambio de collar para el mismo perro.
Se ignora si, una vez cumplida su función, estas banderitas serán repartidas entre los miles de inmigrantes africanos que se están alojando en hoteles de lujo con cargo a nuestros impuestos para que puedan expresar su agradecimiento a la Nación de la que esperan vivir.
O, quizá, entre los agricultores y ganaderos españoles, agradecidos a nuestro Gobierno por las millonarias ayudas que dedica a sus colegas marroquíes.
Al fin y al cabo, el sultán de Marruecos es "hermano" del constitucional monarca y, por tanto, tío de la chiquilla juradera.
Todo queda en familia.
J.L. Antonaya