sábado, 12 de septiembre de 2020

NOVENTA Y CUATRO AÑOS DE UN GENIO.

Hoy es el XCIV Aniversario del nacimiento de Alfonso Paso
Si la Cultura no fuera el cortijo de la progrez desde hace décadas, todas las secciones culturales de los medios abrirían con esta noticia.
Si la mediocridad y la obediencia no fueran los requisitos imprescindibles para ser considerado "intelectual" en este régimen fecal, hoy todas las cadenas de televisión emitirían documentales y reportajes sobre la vida y obra del irrepetible dramaturgo.

Si las administraciones culturales no fueran un pesebre de subvenciones y un negociado de prebendas para lameculos, estómagos agradecidos y propagandistas de la corrección política más nauseabunda, hoy sería un día festivo en el ámbito teatral español.
Pero las cosas son como son, y en la España de la Nueva Subnormalidad, de los ministros analfabetos y de los impresentables con poltrona, la figura de Alfonso Paso está condenada al ostracismo oficial. No podía ser de otra forma.
Ningún autor teatral  ha realizado una radiografía tan certera de la sociedad española como la reflejada en la extensa obra de Paso.
 Para hacer coincidir en una misma comedia la crítica social más ácida, la socarronería más aguda, la ternura sin cursiladas y la sonrisa irónica ante la mezquindad, hace falta algo más que un talento sin parangón, un sentido del ritmo escénico adelantado a su tiempo o una definición genial de roles y personajes. 
Hace falta,sobre todo, saber ser firme sin odiar, crítico sin querer imponer moralinas, y benevolente con la debilidad moral del prójimo. Hace falta, en resumen, eso tan difícil y tan extraordinario que es ser buena persona.
Y esos putrefactos sanedrines de la progrez que dan y quitan patentes de "intelectual de referencia" quizá le llegarán a perdonar alguna vez a Alfonso Paso que su talento siga poniendo de manifiesto, por contraste, la vulgaridad garbancera de los juntaletras oficiales.
Pero jamás le perdonarán su honestidad intelectual, su patriotismo, su coherencia moral y su bonhomía.
Son cosas demasiado subversivas e indigestas para la actual "intelectualidad" de todo a un euro.
No importa. 
Cuando, dentro de otros noventa y cuatro años, nadie recuerde los nombres de los burócratas y paniaguados que vetan su obra y su memoria, Alfonso Paso seguirá siendo una referencia insoslayable en la historia de la cultura española.

J.L. Antonaya